En los tiempos de la pandemia, la alimentación es un tema por demás importante, pues el hecho de estar todos los integrantes de la familia en casa, hace que la organización en este sentido tenga una mayor relevancia, no es lo mismo pensar en una persona soltera, una pareja, familia con hijos (1, 2, 3, 4…) abuelos, en fin, todos van a estar más atentos de lo que hay en el refrigerador y la despensa.
Encontré un artículo muy interesante de la UNICEF, donde hace recomendaciones para una alimentación sencilla y saludable, les comparto la información sin dejar de recomendar que los buenos hábitos nos ayudan a llevar una vida más equilibrada y esta crisis ha contribuido a que hagamos un balance, ojalá aprendamos y nos quedemos con lo positivo de estos momentos de confinamiento.
El brote de la enfermedad por coronavirus (COVID-19) ha modificado la vida de las familias de todo el mundo. A medida que las escuelas y los centros de salud infantiles cierran, muchos padres y madres están teniendo que quedarse en casa y hacer malabarismos para cuidar a sus hijos y trabajar a tiempo completo a la vez que atienden otras responsabilidades. Decidir “¿qué hay para cenar?” puede convertirse en otro reto diario.
Para complicar aún más las cosas, el pánico a la hora de comprar y las interrupciones en los sistemas de suministro de alimentos pueden dificultar la tarea de encontrar ciertos alimentos. Además, para mucha gente, el desempleo y la pérdida de ingresos hacen que comprar alimentos suponga una mayor presión económica.
Aunque, de manera comprensible, muchos padres y madres están recurriendo a platos preparados y productos procesados para alimentar a su familia de forma rápida y barata, hay alternativas prácticas, asequibles y saludables. Te presentamos cinco formas de alimentar a tus hijos siguiendo una dieta variada y nutritiva que favorecerá su crecimiento y su desarrollo y, a la vez, contribuirá a establecer hábitos de alimentación saludables.
Cinco consejos para una alimentación saludable
1. Sigue consumiendo fruta y verdura
Comprar, almacenar y cocinar verdura fresca puede ser difícil durante un aislamiento, especialmente cuando se recomienda a los progenitores limitar las salidas del hogar. Sin embargo, en la medida de lo posible, es importante asegurarse de que la dieta de los niños incluya una cantidad suficiente de frutas y verduras.
Siempre que tengas la oportunidad de conseguir productos frescos, hazlo. La fruta y la verdura, además de poder tomarse fresca, también puede congelarse, y conserva gran parte de su sabor y sus nutrientes. Si utilizas verdura fresca para cocinar sopas, caldos u otros platos en grandes cantidades conseguirás que duren más y tendrás distintas opciones para varios días. Además, también puedes congelar estos platos y recalentarlos rápidamente.
2. Si no encuentras productos frescos, sustitúyelos por alternativas saludables, como los alimentos deshidratados o en conserva.
Los productos frescos son, casi siempre, la mejor opción, pero cuando no están disponibles hay muchas alternativas saludables que puedes almacenar y preparar fácilmente.
Los frijoles y los garbanzos en conserva, que aportan abundantes nutrientes, pueden almacenarse durante meses e incluso años, y puedes incluirlos en tus platos de diversas formas. El pescado azul en conserva, como las sardinas, la caballa y el salmón, son ricos en proteínas, ácidos grasos omega 3 y una variedad de vitaminas y minerales. Puedes utilizarlos en frío, como, por ejemplo, en sándwiches, ensaladas o platos de pasta, o también añadirlos a platos calientes.
Las verduras en conserva, como los tomates, suelen contener menos vitaminas que los productos frescos, pero son una buena alternativa si te cuesta encontrar productos frescos o verduras congeladas.
Los alimentos deshidratados, como los frijoles, las legumbres y los cereales deshidratados, como las lentejas, los guisantes partidos, el arroz, el cuscús o la quinua, también son opciones nutritivas y duraderas que, además, son sabrosas, asequibles y sustanciosas. Los copos de avena cocinados con leche o agua son una opción excelente para el desayuno, y puedes condimentarlos con yogurt, fruta troceada o pasas.
3. Mantén reservas de aperitivos saludables
Los niños suelen necesitar uno o dos refrigerios a lo largo del día para mantenerse activos. En lugar de darles dulces o aperitivos salados, opta por opciones más saludables como frutos secos, queso, yogur (preferiblemente, sin azúcar), fruta troceada o deshidratada, huevos cocidos u otras opciones saludables disponibles en tu zona. Estos alimentos son nutritivos, sacian más y contribuyen a crear hábitos saludables para toda la vida.
4. Limita los alimentos muy procesados
Aunque no siempre será posible utilizar productos frescos, intenta limitar la cantidad de alimentos muy procesados en tu cesta de la compra. Los platos preparados y los postres y refrigerios envasados suelen tener un alto contenido de grasas saturadas, azúcares y sal. Si compras alimentos procesados, mira la etiqueta e intenta elegir opciones más saludables que contengan una menor cantidad de esas sustancias. Trata de evitar las bebidas azucaradas y, en su lugar, bebe agua abundante. Una buena forma de aportarle más sabor al agua es añadirle frutas o verduras, como limón, lima, rodajas de pepino o frutos rojos.
5. Haz que cocinar y comer formen una parte importante y divertida de la rutina familiar.
Cocinar y comer todos juntos es una forma excelente de crear rutinas saludables, fortalecer los lazos familiares y divertirse. Siempre que sea posible, invita a tus hijos a participar en la preparación de la comida: los más pequeños pueden ayudar a lavar o a organizar los alimentos, mientras que los mayores pueden asumir tareas más complejas y ayudar a poner la mesa.
En la medida de lo posible, intenta seguir horarios fijos para comer en familia. Este tipo de estructuras y rutinas pueden contribuir a reducir la ansiedad de los niños en estas situaciones de estrés.
Muy buen articulo, muy recomendable! Reciba un cordial saludo.